martes, 10 de mayo de 2016

LA TUMBA DE CRISTAL FARAÓN EXTRATERRESTRE

Una centena de hombres y 61 días fueron suficientes para librar de obstáculos la preciada entrada.
La puerta yacía en buen estado. Mostraba una cantidad interesante de figuras, representadas en bajorrelieves de fino corte. Con la ayuda de un remolque externo se logró derribar las trabas que impedían abrirla. Los científicos cubrieron sus rostros con máscaras. Examinaron, con precaución, el lugar. Estaba completamente oscuro.
Caparat fue el primero en avanzar en tierra desconocida. Para su sorpresa, la recámara contaba con dos círculos de unos 20 centímetros (aproximadamente) ubicados en ambos extremos del sitio por los cuales ventilaba aire. La sorpresa no se hizo faltar.
Caparat se topó con una gigantesca tumba de cristal macizo. Llamó a sus asistentes -que habían regresado a sus tareas luego de la buena nueva- y les pidió que alumbrasen el objeto a la brevedad.
Para el horror de muchos, un cadáver yacía dentro de la tumba. Y no parecía ser humano.



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